Andrea R. Calderón
Cuando la olla no quiere abrir es porque hay presión atorada, decía mi abuela. En mi familia hay una larga tradición de explosiones de ollas exprés. Como la vez que mi mamá me despertó a mitad de la noche porque la casa estaba llena de humo y quería cerciorarse de que seguía respirando. Resulta que olvidó apagar el fuego. Otro día, cuando intentó abrirla, le explotó el caldo de pollo en los brazos y se quemó. Podría contar otras dos veces que sucedió algo parecido. Y es que la olla exprés me recuerda a mi mamá y a su travesía por la cocina, me recuerda a una mamá joven haciendo malabares entre la tesis para poder titularse y la comida de todos los días para dos niñas pequeñas. Cuando le cuento a mi mamá que me cuesta trabajo usarla, no tiene reparo en contarme cuántas veces le explotó o que incluso a la abuela, que era la mejor cocinera que conocí, le explotó varias veces. Prueba de ello son los frijoles en el techo de su cocina que nunca limpió y que ahora me alientan a empezar mi travesía.
LA AUTORA
Andrea R. Calderón. Pensadora de la Casa de Cáncer. Es ecofeminista y profesora de tiempo completo. Le gusta viajar, rodar en bicicleta y dibujar toda clase de hierbas. Los círculos de cuidado entre mujeres le han cambiado la vida. Cree firmemente que lo espiritual es político y que los rituales cotidianos ayudan a sanar viejas heridas. Participa en el club de lectura “La Jardinera” donde comparte con sus amigas lecturas de autoras de todo el mundo y una tacita de té. En su cama también duermen Baku y Ramona.