Ana Laura Contreras
Mi nombre
Lo escribí muchas veces
en la banca de madera,
en el papel rayado.
Sin embargo, en estos años
me he llamado mamá;
Mamá, tengo hambre
mamá, te quiero
madre soltera
mamá
Soy muchas,
nadie,
todas.
Mamá, qué palabra tan grande y tan sencilla.
Mamá cansada,
sola,
asustada.
Mamá que recorre los laberintos del metro,
que se pinta los labios.
Mamá que cuenta las monedas,
duerme sola.
Mamá llora,
mamá.
Soy mi madre,
soy mi abuela
y me pierdo.
Somos hormigas sobre la tierra,
todas
anónimas.
Jornada
Me pregunto quién soy mientras camino sudando de vuelta al mercado. Se me tuerce un tobillo mientras avanzo, un defecto que no falta una vez al día.
Cumplí 34 años. Tengo algunas canas y suaves arrugas que dan cuenta de seis años de fatal matrimonio.
Cuando salgo de bañarme mi cuerpo refulge, recupera su juventud, porque salí de un lago, por eso me baño con agua fría, para recordarlo.
Ese es mi momento, después de bañarme. Mirarme al espejo, untarme perfume, pintarme los labios.
Más tarde el hechizo se deshace, me pongo vieja y cansada, los ojos se me hacen chicos, las arrugas de la frente se marcan.
Me voy a la cama, no sin lavarme la cara, para intentar borrar el tiempo que pasa.
LA AUTORA
Ana Laura Contreras. Artista visual y mamá de Amanda. Escribo para reflexionar sobre lo que acontece mientras recorro los laberintos del cuidado, la soledad, el anhelo, el tiempo.