Ristelos

Faride Amero

Allí se sienta mi madre. A solas, bajo la tenue luz de la cocina. Tiene la mirada perdida en el Ristelos. ¿Dónde se ocultan los años? Se le han escapado de entre los dedos, como arena ardiente, quemando su piel con el acero de las ollas en la estufa. ¿Cómo traer de vuelta aquellos tiempos? Cerca de casa. Cerca de su familia. Allí se sienta mi madre, en el lugar que otras mujeres han tomado. Siempre es la última en comer, siempre la primera en levantarse. Va de un lado a otro, cuidando la estufa, lavando los platos.

Esa es mi madre; la sacrificada. La terca; la que, como una matriarca, regaña a quien irrumpa en su cocina. La muy tolerante; la que a cualquier desliz mío lanza un gélido reproche. Aquella justicia ciega que sólo ve lo que quiere. Aquella justicia sorda que “eso no fue lo que ella escuchó”. Una justicia parcial, en cuya balanza pesa más el corazón que el orden universal del Ma’at.

Allí está mi madre, como todas las tardes. Sentada en la cocina. Recordando. El pan árabe recién horneado tiene el olor de la abuela Selma. Las oscuras aceitunas resplandecen con destellos de azul, igual que el cabello de la abuela Dafne. Cada aroma es un fragmento de Líbano, y los recuerdos de su madre aún saben a Ristelos.

Cuando puedo, me siento con ella. La acompaño mientras se toma otra taza de café. No importa la anécdota que cuente, mi madre siempre vuelve al mismo tema. Ella conoce el origen de sus problemas. Siempre ha sido una madre responsable, una esposa ejemplar. Una diosa Astarté sin título, ingresos o experiencia laboral. Y es que las cosas ya no son lo que antes eran, algunas costumbres tienen que cambiar. Pero cuando, al levantarse, la ropa oriental de mi madre desprende un olor a incienso; cuando el sabor a yerbabuena de la comida se queda en mi boca, y al cerrar la puerta veo un Nazar; o cuando mi madre condena las vueltas de la vida con un desdeñoso “sharmuta” y se va, recuerdo que ella tiene sangre fenicia: oscura, espesa como el púrpura de Tiro.

Ella sabe qué la ancla. Sólo está esperando que haga buen tiempo para zarpar.


LA AUTORA

Foto - Faride AmeroFaride Amero. Estudiante de Letras Inglesas FFyL-UNAM. Escritora a las 3 a.m. y editora del sitio de noticias Tony’s News el resto del día. Trabajando como articulista de movimientos sociales descubrió su amor por el Medio Oriente, de donde viene su familia. Acuariana entusiasta del té negro. Está estudiando japonés para escribirle a Dazai. Lecturas de Tarot los jueves, no cobra mucho.

¡Sigue su blog Purple Prose para más chisme literario!

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