El derecho de cocinar en paz

Andrea Gualoto

Siempre me pregunté cómo mi memoria podía recordar a la perfección la sazón de mis abuelas. ¿Qué hace que ese sabor sea único? Inconfundible. ¿Qué es la sazón? ¿Se la hereda? ¿Se la imita de acuerdo a nuestra memoria gustativa o emotiva? En estos tiempos donde he regresado a los calditos, sopitas y coladitas hechas a fuego lento –mientras pico, mezclo, rallo, huelo, despedazo, pruebo– se han despertado en mí, como nunca antes, los recuerdos. Recordé las papas fritas con mucho limón y mayonesa, recordé que todo se hacía despacito –no había ese afán innecesario de correr apurados hacia ningún lugar–, recordé a mi bisabuela sentada una tarde de sol pelando un costal entero de papas, y esa actividad le ocupaba todo su ser y su presente, ella nunca escuchó la palabra «yoga» en su vida.

En mi país hemos visto desfilar miles de muertos, muchos más de los que el gobierno está dispuesto a aceptar. Había días en los que cocinar era la única actividad que me ponía un cable a tierra, pero había otros en los que el recuerdo se mezclaba con mi presente Ixtepeño o Macondiano –según sea su gusto– en los cuales veía cómo personas, en un intento desesperado por llevar a sus muertos fuera de Guayaquil para que no desaparecieran, los colocaban en sus autos fingiendo estar dormidos. Entonces lloraba desconsoladamente y pedía comida para llevar.

Lloraba porque no me salía la sazón de ese plato en específico tal cual recordaba, lloraba porque milagrosamente sí me salía la sazón tal cual recordaba… En fin, hoy en mi ciudad cambiamos de semáforo, de rojo a amarillo, y a estas alturas y después de tanta tela cortada, puedo concluir que para tener una sazón propia –es decir, la heredada– es necesario aparte del divino detalle/ como el que le dan las hierbitas picadas finito a las coladas de zapallo con choclo, al arroz con camarón o al ceviche/ la tranquilidad del silencio, para llegar a esa calma espiritual, colectiva y física frente al fuego.

Ahora, en el caso de que sus gobiernos no les proporcionen el último requerimiento dentro de lo que duran sus cuarentenas, les comparto mi receta.

RECETA: PARA RECREAR LOS RECUERDOS DE TU SAZÓN PROPIA

Dos porciones

  • Una pizca de redes sociales, evitando leerlas en la noche y nunca cuando comes.
  • Ir colando de uno en uno los 360 días que faltan para que el “presidente” Moreno salga del poder.
  • Y finalmente, para obtener la certeza de que ningún gobierno de mierda ingresará ni a tu cocina ni a tus recuerdos, se recomienda: escuchar jazz o los Ángeles Azules a dúo con Fito Páez y servirnos una copita de vino tinto mientras preparamos los alimentos.

 


LA AUTORA

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Andrea Gualoto. Acunada por las montañas desde 1992, desde ahí he navegado hasta las afluentes amazónicas. El sol siempre me mira perpendicularmente y de frente.

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